Vengo de un lugar
de miradas limpias,
manos bien dispuestas,
rubores humildes.
Un vientre la tierra
y cristal el agua.
Vengo de las voces
que encuentro en la sombra
de cualquier trayecto
que entibió mi alma.
Ahí aprendí a ver
cuál era el sendero,
dónde la poesía
y el por qué del fuego.
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