Nada ha quedado indemne.
El espanto ha sabido
manchar, de alguna forma,
cada punto del mapa.
El insidioso cóctel de poderes
desembocó en un cieno
del cual pocos escapan.
Por estas horas
todos son sospechosos
y sospechan,
volviéndose a si mismos prisioneros
de la supuesta paz
que alguien proclama.
Continuar
|