Era beber la luz.
Momentáneas esclusas
donde el tiempo quedó
aguardando mañanas.
Era beber la luz.
Un jardín de tibiezas,
sombras deshechas,
lejanías vencidas,
cascadas de proyectos
derrumbando imposibles.
Nadie supo el adiós.
Un invierno sin leña
no respeta las lágrimas,
las convierte en escarcha.
El presagio posible
se tornó realidad
inevitable.
Continuar
|