Una pequeña ofrece,
en sus manos, maíz
y la sonrisa
a medio terminar.
Son tantas las palomas
acudiendo,
que -en parte- sobresaltan
su inocencia.
Desde un banco,
enfundado en sus años,
un corazón cercano
renueva la esperanza.
En tanto, alrededor,
la ciudad es un caos
que no entiende ternuras.
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