No sé
cuál será tu paisaje en estas horas
ni en qué momento de la esfera te descubres.
Tampoco sé
si es que caminas junto al alba como entonces,
un entonces tan lejano y tan próximo,
que fluye entre los sueños y mis ojos.
Inexorable el tiempo,
cuando la soledad luce sus galas,
carcome mansamente las sonrisas.
Hay una procesión de sinrespuestas
inmóviles al filo de los párpados,
esperando saltar hasta la boca
para volverse verbo que derrumbe
los nutridos pretextos empeñados
en nublar cada cielo con su ahogo.
Uno querría
erradicar las dudas sin más trámite,
inaugurar un aire diferente,
dejar la puerta abierta al despilfarro
de besos y caricias y suspiros.
Aunque conminen todos los pasados
no es malo ejercitar la tentativa
de rescatar lenguajes olvidados,
desmantelar las penas
y darle a los milagros una mano.
