Extraño los niños
jugando en las calles
soltando el bullicio
de la risa fresca,
volando la magia
de alegres cometas,
enhebrando sueños
plenos de inocencia.
Las plazas son pocas
y el progreso ha hecho
que cada terreno
tenga su cemento.
Hoy apenas quedan
canciones ingenuas
detrás de los muros,
candados y rejas.
Extraño los niños
jugando en las calles
dejando que ruede
su edad sin ausencias,
burlando temores,
perfumando esquinas,
llenándome el alma
con su algarabía.
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