El sauce le hace cosquillas
al manso rumor del agua
ayudado por la brisa
que mece sus trenzas largas.
Con un jirón de la noche
viste el tordo su presencia
jugando entre las espinas
de un cardo, ruda belleza.
Una huella lleva al monte,
talas, fresnos, paraísos
que brindan sombra al adobe
y leña para el abrigo.
El sol va pintando el cielo
despidiéndose a lo lejos,
mis ojos apenas llegan
a guardar tanto recuerdo.