Madrugada de invierno,
sueños marchitos
quemados por la escarcha.
Veo tras los cristales
por un rayo de luz
danzar la lluvia.
Se acurruca un gorrión
buscando abrigo.
Humea un café.
El silbato de tren
preanuncia las seis.
Quiebro otra estrella,
vestido de rutina
desahogo un suspiro,
miento sonrisas.
Continuar
|