La muerte, bien puede sorprendernos cual nota disonante, ajena al pentagrama
que jugamos. En dicho caso suele, el desconcierto, atribular al público cercano por no poder llegar hasta el aplauso.
Otras veces, cuando ocurre en el tiempo, aquel donde los dias crecieron a lo largo de sus horas, en
realidad, viene a cerrar la puerta de una casa vacía, donde las sombras hieren cada espera.
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