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Este cuarto que ahora
tengo frente a mis ojos,
es una simple mueca
de lo que fuera un dia.
Apenas si recuerda
como suenan los pasos,
pues pocos anduvieron
desde que yo partiera.
Los libros, apilados,
parecen viejas tumbas
que ya nadie visita,
ni tampoco memoran.
Una guitarra sorda
de olvidar como se habla,
debe extrañar mis manos,
jugueteando en sus cuerdas
amores y desdenes.
Seguro que mi lecho
aún tendrá algún fantasma
rondando en sus maderas,
de aquel tropel de sueños
que poblaran las noches
de mis horas tempranas.
En fin, nada ha cambiado
y es todo tan distinto.
Se entremezclan sonrisas
con ausencias sin vuelta,
murmullos y alaridos
vistiendo el mismo valle.
En tanto me pregunto:
si este cuarto pudiera
¿cómo me estaría viendo?
¿cuál sería su poema?
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